La Inspección de Trabajo y Seguridad Social responde a los desafíos de la prevención de riesgos laborales de hoy

La Inspección de Trabajo y Seguridad Social ha iniciado una profunda reforma para adaptarse mejor, a una realidad social y económica en evolución y a los nuevos desafíos, de manera especial, los relativos a la seguridad y salud de los trabajadores.

Entrevista a: D. Rafael García Matos
Subdirector General para la coordinación en materia de Relaciones Laborales, Prevención de Riesgos Laborales y Medidas de Igualdad de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social
Entrevista realizada por Emilio González. Área de Prevención de FREMAP

Para nosotros es un honor contar con su colaboración en esta iniciativa de FREMAP.

El papel de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, es esencial para el impulso de las políticas que se desarrollan en materia de prevención de riesgos laborales, ¿Cuáles son las actividades más relevantes que se llevan a cabo desde su Área en materia de prevención de riesgos laborales?

Sin duda la actividad más relevante es la del control del cumplimiento de la normativa de prevención de riesgos laborales que realiza día a día la Inspección de Trabajo y Seguridad Social en toda España mediante las visitas y comprobaciones que se hacen en las fábricas, en los talleres, en el campo, en las actividades de servicios, etc. Las facultades de la Inspección de exigir a la empresa el cumplimiento de la normativa de prevención mediante advertencias, requerimientos y, llegado el caso, propuestas de sanción, son determinantes para dar consistencia y efectividad a dicha normativa, que se concentra y resume en  el derecho de todos los trabajadores a una protección eficaz de su seguridad y de su salud en su trabajo. La Inspección, en esta labor de comprobación, ha adoptado desde muchos años ya una actitud proactiva, a través de actuaciones planificadas,  en coherencia con el espíritu de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que no es otro que el de prevenir los riesgos para evitar el daño a la salud, sin perjuicio, claro está, de atender las quejas y sugerencias que se reciben desde  otras instancias. Pero quiero insistir en que la actuación de la Inspección a través de los sucesivos planes integrados de actuación inspectora, de periodicidad anual, se desarrolla fundamentalmente mediante acciones planificadas y las empresas que se incluyen en la programación se seleccionan por criterios preestablecidos (pertenencia  a un sector de actividad con riesgos laborales determinados o por tener un índice de siniestralidad elevado, entre otros). La elaboración y desarrollo de estos planes se lleva a cabo junto con las Comunidades Autónomas con las que estamos en contacto permanente tanto la Dirección General como los Directores Territoriales de la Inspección en cada Comunidad Autónoma.

 

La propia Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2015-2020, concede a la labor de la ITSS una relevancia especial ¿Qué medidas se pueden implementar desde la Inspección de Trabajo para conseguir los objetivos emanados de dicha Estrategia?

La actual Estrategia de Seguridad y Salud en el Trabajo 2015-2020, como así su antecesora que transcurrió de 2007 a 2012, se revela como importante mecanismo de impulso y dinamización de las políticas públicas de prevención de riesgos laborales, al reunir en su desarrollo e implantación a todos los operadores que son responsables, cada uno desde su espacio, para contribuir a aumentar los estándares de salud laboral. La Inspección de Trabajo y Seguridad Social es, sin duda alguna, uno de ellos y por eso su participación en la elaboración, desarrollo y ejecución de la Estrategia es relevante. De ahí que la propia Estrategia haya encomendado a la Inspección una serie de medidas a adoptar en cumplimiento de los objetivos específicos que la Estrategia fija, por ejemplo, el de complementar más intensamente las actuaciones inspectoras de vigilancia y control de la normativa de prevención con las funciones de análisis y asistencia técnica, con objeto de promover y facilitar el cumplimiento de las normas preventivas, lo cual, por cierto, ya se contempla en la nueva Ley Ordenadora del Sistema de Inspección de Trabajo y Seguridad Social, publicada en el mes de julio del pasado año. En especial, la Estrategia enfatiza la necesidad de promover la mejora constante de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo, que es obviamente el objetivo principal, priorizando las actuaciones en los sectores y actividades de mayor riesgo. En este aspecto, la Inspección, en el marco de los planes de actuación integrados a los que anteriormente me refería, desarrolla campañas específicas en colaboración con las Comunidades Autónomas en sectores y colectivos acordados con estas como prioritarios, según datos de siniestralidad, entre otros criterios. Estas campañas tienen mucho potencial: En primer lugar, tienen un efecto preventivo general porque las empresas y colectivos  destinatarios de las actuaciones ya saben que van a ser visitados por la Inspección lo que les motiva para mejorar sus sistemas de prevención y las condiciones de trabajo; después, porque la Inspección actúa más eficientemente, al dirigir sus medios a los lugares donde verdaderamente están los problemas y, en tercer lugar, la explotación de los datos de las actuaciones realizadas en las campañas permite disponer de información cualitativa muy valiosa para contrastar los avances y los cambios y poder así reenfocar y mejorar nuestro trabajo.

 

En diversos foros hemos venido escuchando que la labor de las Mutuas ha sido esencial para la implementación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales en España, ¿cómo valora la actividad que actualmente desarrollamos las Mutuas en esta materia?, ¿cómo cree que debería ser en el medio y largo plazo esta actividad?

Las Mutuas han venido desempeñando desde hace muchos años un papel esencial en la seguridad y salud en el trabajo y fueron pioneras en el asesoramiento a sus empresas asociadas para la implantación de medidas de mejora de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo. Esto es indiscutible. El protagonismo de las Mutuas en el desarrollo y ejecución de las políticas públicas de prevención de riesgos laborales sigue vigente hoy día, no obstante los importantes cambios normativos que han redefinido la colaboración de las Mutuas en la gestión de la Seguridad Social y, en especial, su ámbito de actuación como servicios de prevención ajenos de las empresas. No en vano la propia Estrategia de Seguridad y Salud en el Trabajo 2015-2020, sobre la que me preguntabas antes, contempla a las Mutuas de Accidentes como parte fundamental del sistema de prevención de riesgos laborales y están llamadas a contribuir a la mejora de las condiciones de trabajo como presupuesto previo para reducir las cifras de siniestralidad y aumentar así la salud laboral.

En la actualidad y en el futuro, las Mutuas tienen un amplio campo de actuación en la mejora de la salud de los trabajadores, especialmente en todo lo relacionado con las enfermedades profesionales y las enfermedades del trabajo. Además de los valiosísimos recursos sanitarios y asistenciales de que disponen las Mutuas para la curación y recuperación de la salud, que deben ser objeto de optimización, es claro que desde el punto de vista de la prevención que es lo que nos ocupa, la experiencia de las Mutuas, el personal sanitario de que dispone y los medios materiales a su alcance, permiten trabajar más y mejor para la pronta detección de los casos de enfermedades relacionadas con el trabajo, se trate o no de enfermedades reconocidas como profesionales en la legislación de Seguridad Social, y para que dichas enfermedades se declaren prontamente a través de los sistemas de registro y notificación existentes. Solo disponiendo de una información rápida, rigurosa, contrastada y fiable es posible abordar por parte de todos los colectivos y entidades implicadas en el sistema de prevención, desde enfoques preventivos, el problema del deterioro de la salud laboral. Tenemos por ejemplo, las patologías causadas por trastornos musculo-esqueléticos o riesgos psicosociales, con alta incidencia de bajas en el trabajo, de las que se sabe o se sospecha fundadamente que tienen un origen laboral, pero que no se declara. Esto no es bueno, no solamente por cuestiones de una más justa distribución de los costes de las prestaciones sanitarias o económicas derivadas de la enfermedad, sino fundamentalmente por el conocimiento que se necesita disponer sobre el origen de los daños a la salud. Cuanto mejor y más completo sea este conocimiento, en mejor situación estaremos todos para adoptar medidas de prevención y así poder evitar o reducir estos daños.

 

La evolución del mercado de trabajo nos hace reflexionar sobre la necesidad de llevar a cabo actuaciones dirigidas a mejorar las condiciones de salud desde una perspectiva integral, pues cada vez las plantillas son de mayor edad y la previsión de edad de jubilación es mayor que hace unos años, ¿cuál debe ser el papel de las políticas preventivas en este sentido?

Las implicaciones que el aumento de la edad de la población trabajadora suponen en el mundo del trabajo y del empleo, se vienen estudiando desde hace tiempo y son objeto de gran atención en instancias nacionales e internacionales. Es claro también que el enfoque que de esta cuestión se hace es múltiple: la ratio entre cotizantes y pensionistas, que se va reduciendo progresivamente, preocupa desde el punto de vista de la sostenibilidad de los sistemas de Seguridad Social; las patologías asociadas a la edad repercuten también en la calidad del sistema de Salud y, en relación con lo que me preguntas, también es cierto que el aumento de la edad de los trabajadores, tanto por razones demográficas como por razones legales relacionadas con el acceso a la jubilación, es factor clave en la determinación de las políticas preventivas públicas como en los planes de prevención de las empresas en particular.

Recientemente, por ejemplo, se ha establecido un sistema de jubilación flexible que permite compatibilizar la pensión de jubilación con una ocupación laboral. Desde hace tiempo también existe la jubilación parcial o la anticipación de la edad de jubilación por razón de actividad para los casos de excepcional penosidad, peligrosidad, toxicidad o insalubridad.

En todo caso, lo más importante desde el punto de vista de la prevención es tener en cuenta la edad a la hora de diseñar y ejecutar los planes de prevención en las empresas, en las evaluaciones de riesgos y en la planificación de la acción preventiva. La mejora de las condiciones de trabajo en las empresas y las necesarias adaptaciones que deben hacerse en los puestos de trabajo son elementos clave para evitar que el trabajo, en sí mismo considerado, sea un factor de daño a la salud. Junto a ello hay que incentivar desde todas las instancias estilos de vida más saludables, pues también los hábitos de vida repercuten en la salud. Esto es evidente, porque el entorno global de las personas, sea laboral o extralaboral, tiene influencia en la salud.  En lo que atañe a nuestro ámbito de responsabilidad, que es el del trabajo y el de la prevención de riesgos, tenemos que insistir en que las políticas de prevención de las empresas se fijen e incluyan el aspecto de la edad. Y lo que es más importante, que las empresas  asuman en sus planes de prevención compromisos expresos sobre la influencia de la edad de los trabajadores en la salud laboral, de cara a la previsión y establecimiento  de medidas de mejora y corrección eficaces. Creo que en este tema hay mucho margen para avanzar y tenemos que ser imaginativos para posibilitar que los trabajadores estén más tiempo en el trabajo con salud. No creo que sea la mejor opción el prescindir de las personas de más edad, lo que muchas veces se hace, no ya tanto por cuestiones de enfermedad o de discapacidad  asociada a la edad, sino simplemente por el mismo hecho de la edad. Además de ser injusto, supone muchas veces un gran despilfarro, que ni las empresas, ni la sociedad en su conjunto, nos deberíamos poder permitir.

 

Le reiteramos nuestro agradecimiento por participar en el lanzamiento de esta nueva publicación y por facilitarnos la realización de esta entrevista, más aun conociendo su apretada agenda.

¿Le gustaría añadir algo más?

Sí que me gustaría añadir que la Inspección de Trabajo y Seguridad Social ha iniciado una profunda reforma organizativa y de funcionamiento para adaptarse mejor, como lo ha hecho siempre, a una realidad social y económica en evolución y a los nuevos desafíos que se nos presentan, entre ellos y de manera especial, los relativos a la seguridad y salud de los trabajadores. El año pasado, como ya he indicado anteriormente, el Parlamento aprobó una nueva Ley Ordenadora del Sistema de Inspección de Trabajo y Seguridad Social. Entre otras medidas, como la conversión de la Inspección en un organismo autónomo, con la participación conjunta de las comunidades autónomas y de la Administración General del Estado y también de los agentes sociales desde el punto de vista de la participación institucional, la Ley crea una nueva Escala de Subinspectores Laborales especializados en Seguridad y Salud Laboral, que complementará la actuación que hasta ahora venían desempeñando los inspectores de Trabajo y Seguridad Social y permitirá que haya más presencia inspectora en los centros de trabajo, en especial en las PYMES, lo que sin duda tendrá una repercusión positiva en las condiciones de trabajo en las empresas, que es lo que todos deseamos.

Recientemente, en el pasado mes de marzo, se ha aprobado la Oferta Pública de Empleo por el Consejo de Ministros, incluyendo como dotación inicial de esta Escala de subinspectores Laborales de Seguridad y Salud Laboral hasta 50 plazas, manteniendo y aumentando la oferta de años anteriores para los inspectores, que este año 2016 sube a 42 plazas, entre las del turno libre y las de promoción interna. Próximamente saldrán las convocatorias para las pruebas selectivas de ingreso, así es que aprovecho la oportunidad para animar a todos a presentarse y unirse a la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, no solo porque ejercerán una profesión muy interesante en la que jamás se aburrirán (esto lo puedo asegurar), sino porque tendrán ocasión en contribuir a la mejora constante de las condiciones de trabajo y, por tanto, de las condiciones de vida de las personas, lo cual no puede negarse que es gratificante desde el punto de vista personal.

Para completar la reforma de la Inspección de Trabajo quedan cosas por hacer. Es necesario realizar algunas reformas de los reglamentos y demás… Pero bueno, la verdad es que siempre quedan cosas por hacer, nunca se puede decir que se han terminado las reformas y las adaptaciones, porque en todo momento surgen nuevas cuestiones y nuevas circunstancias. En este punto, se hace camino al andar…

Lo que es cierto es que la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, que es una institución más que centenaria, sigue siendo tan necesaria como cuando se creó, en los albores del siglo XX. Por mucho que las circunstancias hayan cambiado desde entonces, que hayan evolucionado (afortunadamente) las relaciones de producción y las relaciones sociales y que, además, esta evolución no se haya detenido, pues asistimos en los últimos tiempos a cambios vertiginosos en el mundo del trabajo, del empleo y de la economía, tenemos que ser capaces de afrontar estos cambios de manera decidida, teniendo claro que lo primero son las personas. No son las personas las que deben subordinarse, menos aún sacrificarse,  al desarrollo de la economía y del trabajo en este contexto globalizado. Ha de ser justo al revés. Es la economía la que debe favorecer formas de desarrollo de las actividades profesionales y laborales en condiciones dignas que pongan por delante a las personas. En otro caso, lo que haremos será ganarnos el retorno al pasado, a un pasado en buena medida superado, pero que a cada tanto asoma por algún rincón oscuro. Todavía persisten riesgos que hay que saber conjurar.

Para esto se necesita un marco regulador justo y efectivo y que además pueda ser objeto de supervisión y control adecuados, que es a lo que se dedica la Inspección de Trabajo y Seguridad Social. Y a lo que se tiene que seguir dedicando en el futuro, espero que por mucho tiempo. Al mismo tiempo, tenemos que ser capaces de ofrecer una internacionalización de los mecanismos de supervisión para evitar que se produzcan flujos de trabajo degradado hacia regiones con regulaciones más laxas o que carecen de supervisión laboral. Algún intento de esto hay en el ámbito de la Unión Europea con las cuestiones de desplazamiento de trabajadores en el marco de prestaciones transnacionales, pero hay que seguir avanzando. Este es sin duda un reto formidable pero que hay que saber afrontar y ser capaces de ofrecer respuestas globales a problemas que también lo son.

Para terminar yo también quiero dar las gracias a FREMAP por contar con nuestra opinión en “Práctica Preventiva”. Ha sido un placer, así es que os deseo que esta iniciativa tenga mucho éxito y una larga trayectoria.

 

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