Desde el liderazgo se pueden plantear estrategias para conseguir entornos de trabajo más saludables.
Entrevista a Antonio Miguel Alfonso López
Consultor del Área de Prevención de FREMAP
Entrevistado por Emilio González. Área de Prevención de FREMAP
Hablamos con Antonio Miguel Alfonso López, Consultor en Liderazgo del Área de Prevención de FREMAP, que ha editado recientemente el manual “Liderar desde la Seguridad y Salud”, con el fin de conocer las aportaciones que se pueden hacer desde el liderazgo en materia de seguridad y salud en el seno de las empresas.
¿Antonio, según tu criterio, cuáles serán los aspectos más relevantes para ejercer este tipo de liderazgo?
Se podría resumir en que un líder debe dominar la comunicación, tanto verbal como no verbal a través de sus acciones; tendrá que emocionarse para lograr emocionar a quien pretende liderar; y desde luego deberá tener un objetivo que sabrá transmitir de forma clara y concreta. Estas cualidades junto con la constancia, acercarán a una persona a una posición desde la que podrá ejercer liderazgo en otras.
¿Por qué crees que es necesario ejercer un liderazgo en materia de Seguridad y Salud?
De forma tradicional la Seguridad y Salud ha consistido, en un alto porcentaje, en intentar cambiar el comportamiento de los trabajadores, mediante el conocimiento de las normas, instrucciones, procedimientos, etc. Además, con este planteamiento en contadas ocasiones se consigue implicar a las direcciones y jefaturas de las organizaciones.
A pesar de los avances significativos que han supuesto los nuevos esquemas de prevención del riesgo, el resultado ha sido limitado y en estos momentos el actual incremento de la siniestralidad laboral induce a pensar que se ha tocado un techo de cristal que no permite avanzar.
Por todo ello, parece el momento de plantearse un cambio de estrategia dirigido a conseguir entornos de trabajo más saludables, para lo que se requiere entrenar a los que en las empresas deberían, por medio de su liderazgo, lograr el cambio de los comportamientos de todos y romper ese techo de cristal.
¿Cómo deben entenderse los conceptos de trabajo y salud para ejercer el liderazgo que propones?
En primer lugar hay que señalar que no se propugna dejar de realizar las actividades que en materia de prevención de riesgos laborales se han venido realizando, pues siguen siendo necesarias.
No obstante, habrá que plantearse cómo y de qué manera se cuestionan ciertos paradigmas que hasta ahora se consideraban difíciles de afrontar y cambiar.
El primero de ellos es el concepto de la salud del trabajador, que será fundamental para lograr que quien va a liderar un equipo consiga la motivación suficiente para que le sigan.
Debe tenerse en cuenta que al líder le hacen quienes le siguen, pues uno mismo no se hace líder.
Es importante destacar que ya casi nadie entiende que la salud es la ausencia de enfermedad, es decir, si no se está enfermo es que se está sano. Es un concepto vacío:” la ausencia de”. Todavía se percibe en muchas organizaciones que por no tener accidentes con baja se ha conseguido una buena salud laboral.
Considerar la salud tal como la define la Organización Mundial de la Salud -completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad- aplicada al entorno del trabajo supone un cambio importante. Desde esta perspectiva, la salud en el trabajo ya no sólo se deberá medir por los accidentes de trabajo que suceden y los daños que estos provocan.
Hoy por hoy habrá que plantearse un concepto de salud más dinámico, que podrá acuñarse como la «construcción de la salud», que requiere un liderazgo que no puede limitarse a utilizar los datos estadísticos de los factores y los sucesos, casi siempre negativos y que no parecen ni son suficientes para desarrollar y gestionar este concepto.
¿Qué quiere decir ese concepto de “construcción de la salud”?
La salud no debe considerarse como un concepto y/o dato estático, ya que evoluciona en y con el tiempo.
La salud se deteriora por el mero paso del tiempo, por nuestros hábitos de vida, por las condiciones del trabajo que realizamos y la interacción de estos y otros muchos factores. Frente a ello, las empresas pueden adoptar enfoques de carácter dinámico, en los que se consideren todas las circunstancias individuales y colectivas, que permitan desarrollar estrategias dirigidas a minimizar el impacto de los factores de riesgo (laborales y personales) que inciden sobre la salud de los trabajadores y potenciar políticas dirigidas al bienestar individual, «construyendo» de este modo «la salud de la organización».
La salud debe gestionarse como un todo y con un carácter unitario, es decir no se puede separar la salud laboral de la salud privada o pública. Una y otra van unidas de forma inseparable, ejerciendo una influencia mutua entre ambas, tanto para mal como para bien.
¿Lo que planteas significa cambiar los paradigmas de trabajo y de la prevención de los riesgos laborales?
Es posible que en la situación actual sea necesario cuestionarse estos viejos paradigmas, no parece suficiente limitarse a prevenir los riesgos a tenor de los resultados que se están obteniendo y debe implementarse la actuación con los efectos positivos que indudablemente el trabajo tiene para las personas. En resumen, se trata de complementar la prevención de riesgos con la promoción de la salud, potenciando la interrelación de los factores beneficiosos que tiene el trabajo con el bienestar y los hábitos de vida saludable extramuros de la empresa.
¿Estos planteamientos cómo se relacionan con el liderazgo que propugnas?

Atendiendo a lo que hacen los líderes para motivar a sus equipos en la consecución de los objetivos, se puede observar que todos ellos consiguen emocionar a las personas que los componen.
La relevancia que la salud tiene para las personas es un factor que moviliza y que puede ser el motivador básico capaz de actuar como palanca para conseguir un liderazgo eficaz.
Por este motivo hablo no tanto de liderar la seguridad y salud laboral, que también, si no de plantear la seguridad y salud como aspecto clave para liderar y motivar.
Cualquier persona que demuestre un interés sincero y evidente por la salud de otra le creará en ésta una emoción positiva, que muy posiblemente le motivará a realizar acciones en pro de las propuestas y objetivos de la primera.
Por este motivo considero que la seguridad y salud es un campo abonado para poder ejercer liderazgo en el sentido mencionado.
Así pues ¿la seguridad y la salud laboral pueden servir para liderar a las personas?
Exactamente, esa es mi opinión y la de cada vez más organizaciones que apuestan por una gestión emocional de la seguridad y salud laboral, además de la gestión tradicional, y que están consiguiendo poco a poco resultados espectaculares en algunos casos y esperanzadores en otros.
Se trata de cambiar la cultura de las organizaciones en materia de seguridad y salud laboral, sin perder de vista que dicho cambio también se verá reflejado en sus resultados, su eficiencia y su sostenibilidad.
En condiciones normales y en una empresa de mediano tamaño, atendiendo a tu experiencia ¿cuánto tiempo es necesario para notar un cambio como el que anuncias?
Es una pregunta difícil con una respuesta también difícil. Cada organización parte de una cultura e histórico diferentes, por lo tanto el ajuste que pudiera ser necesario diferirá en cada caso.
No obstante, me atrevería a decir que, según mi experiencia, con una aplicación honesta de estos conceptos, que ampliarían el enfoque sobre la seguridad y salud laboral que se ha desgranado hasta aquí, en un plazo no superior a un año, cualquier organización podría empezar a notar cambios sustanciales.
Es importante recordar que una de las características de este liderazgo es la constancia y credibilidad, cambiar los comportamientos no es cuestión de días.
Muchas gracias, Antonio, por dedicarnos parte de tu tiempo para responder a esta entrevista, y por habernos acercado a nuevas posibilidades de mejorar la seguridad y salud en las empresas.