En la ecuación de la Seguridad Vial todas las partes son fundamentales porque la potencialidad del daño es muy grande.
Entrevista a:
D. David Piélago Solís
Área de Prevención de FREMAP-Mutua Colaboradora con la Seguridad Social, nº 61
Siempre hemos oído que, “al volante, es fundamental no confiarse”, ¿es suficiente esa “desconfianza” para evitar accidentes?
El concepto confianza aplicado a la Seguridad Vial, cobra sentido en varios contextos. Realmente no deberíamos hablar de desconfianza, sino más bien de conducción defensiva, es decir, conducir de manera que nos anticipemos a las posibles situaciones de riesgo (por ejemplo, si ves que un coche ha aparcado sospecha que se abrirá la puerta del conductor: minimiza la velocidad y si es posible aumenta la distancia cuando pases a su lado).
Por otra parte, la confianza, como muchas otras cosas en la vida, en exceso, supone un problema. El exceso de confianza en nuestras propias capacidades puede ser literalmente un mal compañero de viaje, pues con el paso del tiempo esas capacidades cambian (incluso en distintas horas del día) y las demandas de los entornos también. Es muy recurrente la expresión “tan mal no conduciré cuando no he tenido ningún accidente”. Realmente no deberíamos medir nuestro desempeño por el número de accidentes y quizá sí por el número de sustos que nuestro comportamiento nos provoca… creo que puede ser más oportuno pensar: “cuidado David, llevas dos. A la tercera va la vencida”.
Otra de las frases o eslóganes que se utilizan de forma recurrente es el que hace hincapié en “El buen estado del vehículo” ¿es esta la parte fundamental de la ecuación?

Creo que en la ecuación de la Seguridad Vial todas las partes son fundamentales porque la potencialidad del daño es muy grande. Se considera tradicionalmente que existen tres factores que determinan la ocurrencia de un accidente (vía, vehículo o conductor). Al parecer, el factor vehículo es el que menos incidencia tiene como causa directa de un accidente.
No obstante, estos tres factores actúan de forma sinérgica y es posible que intervengan en los accidentes. Cuando pensamos en un vehículo en mal estado, pensamos en un coche al cual no le responden los frenos y acaba impactando contra algo, u otro al que una rueda sin dibujo le provoca un reventón. Sin embargo, una consecuencia del mal estado de un vehículo es que se vuelve más difícil de conducir, esto provoca fatiga y ésta junto al propio mal estado del vehículo es causa de accidente.
En cualquier caso, salvo situaciones extraordinarias, el buen estado de un vehículo depende de la buena gestión de su mantenimiento y este mantenimiento lo determinan las personas y, por tanto, su estado (bueno o malo), también. Lo que nos lleva al factor humano. Dicho de otra manera, debemos evitar que el mal mantenimiento de un vehículo sea causa de accidente, tanto en vehículos particulares como en los profesionales. De hecho, existe normativa ya clásica que trata con rigor cuál es el tratamiento preventivo que las máquinas y los equipos de trabajo deben tener. En los vehículos no es distinto.
¿Por qué surge la campaña “Pero, ¿qué haces?” liderada por FREMAP mutua colaboradora con la Seguridad Social?
Esta campaña surge de nuestra experiencia que FREMAP como MUTUA ha ido atesorando a lo largo de los años en cientos de sesiones de sensibilización a empresas de todo tipo de sectores de actividad y tamaños. Durante estas sesiones, se han planteado temas y discusiones con miles de personas trabajadoras y la conclusión que hemos obtenido dentro de nuestro grupo de especialistas es que aún no estamos suficientemente sensibilizados. Normalmente la gente se refiere a un accidente en el que ha estado implicado como “he sufrido un accidente” y eluden hacerse protagonistas de él. Nadie dice “he provocado un accidente”. Esto supone que la solución a los accidentes está en los demás y no en uno mismo: “si piensas que el problema está en los demás, tu parte de solución quedará sin hacer”.
El mensaje está muy estudiado y la elección de las palabras no es azarosa. Sabemos que la palabra “pero” supone una llamada de atención y lo que viene detrás suele recordarse y es incómodo. La palabra “qué” se refiere a la conducta que queremos observar y aparecen muchas conductas fáciles de «auto-observar» mientras conducimos. Finalmente, la palabra “haces” sitúa el poder de la acción en la propia persona como agente activo en el resultado de las cosas.
En otras palabras, esta campaña no pretende convencerte: Pretende que te convenzas tú. Está enmarcada en los principios de la “Seguridad Basada en el Comportamiento” que tan buenos resultados ha dado en otras disciplinas preventivas.
¿Qué puede aportar esta campaña a las personas trabajadoras y a las empresas?
Quizá hayamos sido un tanto pretenciosos, porque lo que persigue la campaña es un cambio de actitud y éste es un objetivo muy ambicioso. Sabemos que un cambio de comportamiento será sostenible si detrás de ese cambio hay un cambio de actitud, (lo veo de otra manera, lo entiendo de otra manera y me comporto de otra manera). Evidentemente, este cambio de actitud no se trasladará solamente a los comportamientos relacionados con la seguridad vial (uno no es más seguro conduciendo que manejando una radial, tampoco la revés), este cambio se verá reflejado en nuestra percepción del riesgo y en nuestra tolerancia a los propios actos.

Respecto a la aportación a las empresas, esta campaña no pretende decir: “hemos localizado el problema: son las personas”, pretendemos decir (y lo estamos diciendo en otros foros), “aquí tienes una ayuda, una herramienta para trabajar el factor humano. Esto no significa que puedes dejar sin hacer tus deberes. Trabaja en planes de movilidad y seguridad vial, gestiona correctamente tus flotas, analiza rutas seguras, evalúa los riesgos viales”.
¿Hacia dónde deben dirigirse las actividades que las empresas realizan en el ámbito de la seguridad vial laboral?
Ahora que está de moda la inteligencia emocional, social y otros conceptos de este estilo… aplicados a la gestión empresarial y de personas quizá tengamos que, (retorciendo un poco el concepto) hablar de “inteligencia vial”. Debemos apostar por una movilidad inteligente y para ello es fundamental que todos hagamos un análisis sesudo de cómo nos movemos por motivo del trabajo, de esta manera, sabremos en qué punto estamos y para ello podemos hacernos dos preguntas:
- ¿podemos movernos menos para conseguir lo mismo?
- ¿podemos movernos de otra forma?
También es importante, innovar, observar qué hacen otros, ir a las referencias y autoridades en la materia (por ejemplo, DGT, Guardia Civil, entidades especializadas, asociaciones de conductores…) y trabajar de forma conjunta para realizar actuaciones coherentes y armonizadas con mayor alcance y desde todas las sensibilidades.
Finalmente, destacar que, aunque esta campaña está enfocada a sensibilizar a la población trabajadora ha superado esta expectativa y el video ha sido compartido por muchas personas con sus familiares; las empresas también tienen una forma fabulosa de demostrar su propia sensibilidad y pueden trabajar para prevenir los accidentes in itínere (que son la mayoría de los accidentes de tráfico): hablamos de utilizar herramientas como la “famosa” conciliación, como optimizar el trabajo a distancia, reducir los desplazamientos en lo posible fomentando las ventajas de las nuevas tecnologías como herramientas que pueden ayudar a reducirlos. Estas pueden ser propuestas para, en primer lugar, reducir la exposición y en segundo (y no menos importante), combatir el estrés y la fatiga (ambos también, malos compañeros de viaje en la Seguridad Vial). Todos debemos preguntarnos con sinceridad: “Pero, ¿qué haces?”
