Un Plan Integral de Intervención generador de salud, centrado en la prevención y tratamiento de la adicciones y usos inadecuados, tanto de sustancias psicoactivas como de conductas factibles de convertirse en conflictivas, es esencial.
Entrevista a:
D. Fernando Ribas de Pina Pérez
Técnico en prevención y tratamiento de las adicciones. Responsable de la intervención en el ámbito laboral. Comisionado en prevención laboral en la Asociación Proyecto Hombre. Fundación A. Miguel Roca. Proyecto Hombre Valencia
¿Qué se entiende por “adicciones en el ámbito laboral”?
Cuando hablamos de la presencia de conductas adictivas en el ámbito laboral, hemos de contemplar no solo el extremo de la adicción sino el uso inadecuado tanto de sustancias como de comportamientos sobre los que se pueden generar relaciones adictivas, puesto que son estos usos inadecuados los que mayoritariamente incrementan la siniestralidad, deterioran el clima de trabajo y reducen la productividad.
Para hablar de usos inadecuados hay que contemplar diferentes variables, entre ellos la cantidad y el momento, pero también otros como la responsabilidad del puesto de trabajo o el estado de salud personal. No es lo mismo una cerveza cenando en casa, que en el almuerzo del trabajo cuando luego hay que tomar decisiones o manejar maquinaria.
Cuando hablamos de intervenir sobre esta realidad, estamos hablando de generación de salud y creación de hábitos saludables.

¿Podría indicarnos cuál es la situación en la que nos encontramos actualmente?
Según cálculos de la OIT, el 10% de los consumidores generan el 80% de la siniestralidad laboral, lo que nos permite tener una visión de la dimensión del problema. Pero la visión debe ser más completa y poner el foco sobre la salud de las personas afectadas, origen del resto de conflictos.
Sobre la situación actual necesitamos más investigación. La OIT plantea que el 25% de la siniestralidad laboral tiene relación directa con el uso de alcohol u otras drogas, sabemos que el absentismo de los abusadores es hasta tres veces superior que el del resto del colectivo laboral y que sus bajas tienen un coste muy superior por dos motivos, cuerpos dañados que enferman con más facilidad y procesos de recuperación más largos.
Desde que la Dirección General de Tráfico a sistematizado las pruebas de tóxicos en todos los accidentes con lesiones, se está evidenciando una relación directa entre consumo de alcohol u otras drogas y siniestralidad vial, con un marcado incremento en la presencia del cannabis.

Por otra parte, las encuestas del Plan Nacional sobre Drogas remarcan que el consumo de algunas sustancias por parte del colectivo laboral es superior al de la población en general, particularmente el alcohol y el tabaco.
Aunque lo más importante es la salud, dañada por accidentes y enfermedades; no hay que olvidarse del deterioro del clima laboral y su repercusión en la calidad de vida de todos los implicados, ni de las pérdidas económicas que generan, por el deterioro de la imagen de la empresa o la reducción en la calidad y en la productividad.
¿Se pueden abordar las adicciones en el ámbito laboral desde un enfoque técnico?
Solo se pueden abordar adecuadamente desde un enfoque técnico. Pero hay que tener una visión amplia, holística, de ese enfoque técnico. Es la colaboración de diferentes profesionales la que nos permite diseñar y desarrollar acciones eficaces y eficientes para cada entidad y colectivo. A lo primero que aspiramos desde Proyecto Hombre cuando intervenimos en el ámbito laboral, es a trabajar en equipo, un equipo mesurado pero representativo de las diferentes visiones y sensibilidades de la empresa. Desde la interacción de ese equipo se alcanza una visión bastante completa de la empresa en poco tiempo. No hay que olvidar que las empresas las conocen quienes las construyen, por otra parte, este trabajo en equipo reduce las resistencias y lo más importante, nosotros nos vamos, ellos se quedan; todo aquello que hayan asumido como propio permanece con ellos en la empresa.
Las adicciones y las relaciones inadecuadas con sustancias o conductas, surgen de una nube causal amplia y compleja, que se inicia con características personales, pero sobre las que van a ser fundamentales todas las variables externas, porque algunas de estas actuaran como factores de protección y otras como factores de riesgo. En el ámbito laboral se suelen encontrar factores de ambas tendencias y suele ser fácil intervenir sobre ellos, para potenciar los de protección y reducir los de riesgo.

Es cierto que para esta prevención no hay EPI, lo que obliga a una visión amplia, contemplar las interrelaciones y ser creativos, personalizando de acuerdo a la realidad y necesidad de cada colectivo y empresa.
Desde la experiencia de “Proyecto hombre” ¿cómo se puede intervenir en el ámbito laboral para realizar una gestión adecuada de las adicciones?
Cuando el problema ya existe y la prevención no llega en el momento adecuado para algunas personas, el objetivo ha de ser facilitar la recuperación, para lo que resulta conveniente tratar de dejar la política de sanciones en un segundo plano, lo que no quiere decir que no existan.
La recuperación requiere del reconocimiento de una problemática por parte de la persona afectada, una valoración profesional sobre qué tipo de ayuda necesita teniendo en cuenta multitud de variables personales y del entorno, y llegado el momento un programa de rehabilitación adecuado. Para todo ello Proyecto Hombre cuenta con una amplia presencia en el territorio nacional, con diversos recursos en los que se personaliza el proceso de cada persona. En la gran mayoría de los casos, la recuperación no precisa del abandono del puesto de trabajo, como mucho que en este se facilite la asistencia a las acciones educativo-terapéuticas que tenga que realizar.
La principal dificultad es el miedo. La persona afectada tiene miedo a las sanciones, sobre todo al despido, desde ese miedo tratara de ocultar lo más posible su problemática, lo que solo facilita que esta incremente y deteriore más su salud y entorno. Los compañeros y compañeras tenderán a solidarizarse con ese miedo facilitando cierto encubrimiento, lo que termina siendo un flaco favor a la superación del problema. Y la dirección de la empresa suele tomar una de estas tres opciones; negar la realidad por no saber cómo hacerle frente, tratar de dar una respuesta paternalista (sobre todo en pequeñas empresas), y la más habitual, que es la sanción y que no soluciona, sino que empeora.
Por fortuna la sanción está perdiendo protagonismo en favor de posturas recuperadoras, porque de lo que han de tomar conciencia las empresas es que se puede actuar preventivamente sobre las adicciones en el ámbito del trabajo y se puede diseñar protocolos e itinerarios para facilitar el tratamiento y recuperación de las personas afectadas. Desde Proyecto Hombre estamos realizándolo desde hace varios años.
¿Existen ayudas a las empresas y a la población trabajadora afectada por las adicciones?
Las ayudas a las empresas habría que buscarlas en los gobiernos autonómicos, en la actualidad no las hay desde el gobierno central, pero la legislación es algo vivo y cambiante y hay que estar atento a que surjan. La formación se puede incluir en las acciones beneficiadas por la tripartita.
¿Cómo se pueden prevenir las adicciones?
La prevención ha de tener continuidad y estar integrada en la política de la entidad, no debe de ser una acción aislada.
Hay que ir más allá de los mínimos de la ley. Invertir en la salud del conjunto de las personas trabajadoras tiene un inmenso retorno, imagen de la entidad, clima laboral, mejora en la calidad y en la producción, reducción del absentismo, fidelización de clientes, proveedores y trabajadores.
La Responsabilidad Social Corporativa, incluye entre sus intereses promover la salud en el trabajo, es una buena perspectiva y espíritu desde el que iniciar las acciones.
Desde Proyecto Hombre ofrecemos un Plan Integral de Intervención generador de salud, centrado en la prevención y tratamiento de la adicciones y usos inadecuados, tanto de sustancias psicoactivas como de conductas factibles de convertirse en conflictivas.

El Plan Integral de Intervención ofrece un análisis previo que permite conocer las necesidades y los recursos existentes, para diseñar las acciones más adecuadas. Esas acciones incluyen prevención a través de la sensibilización/información y propuestas para reducir los factores de riesgo y fortalecer los de protección. La formación de determinado grupo de profesionales también es importante, para reforzar su papel de generadores de salud y ampliar sus capacidades de respuesta frente a situaciones conflictivas.
Dentro del Plan Integral de Intervención también ofrecemos asesoramiento técnico para generar un acuerdo o protocolo, que plasme negro sobre blanco la política y procedimientos de la empresa. Un documento consensuado y que antes que ostentoso a de tratar de ser eficaz, un documento sobre el que haya confianza desde todas las partes, lo que asegurara su respeto y su uso; desde ese uso se podrán realizar revisiones y mejorar tanto el acuerdo como los protocolos.