Durante este periodo, existe un cambio significativo en rutinas, actividades, tiempos y contacto social. El ajuste a estas nuevas circunstancias requiere igualmente de un tiempo de adaptación…
Entrevista a:
D. Olga Merino Suárez.
Licenciada en Psicología. Coordinadora Regional de Prevención Madrid-Castilla La Mancha FREMAP

¿Qué efecto psicológico pueden tener las vacaciones sobre nuestra salud física y mental?
El periodo vacacional supone un espacio temporal de descanso y desconexión respecto a la actividad profesional, generando oportunidades para el ocio y facilitando el descanso físico y psicológico.
Durante las vacaciones, generar rutinas diferentes, flexibilizar horarios y disminuir las responsabilidades percibidas, suelen ser algunos de los factores que contribuyen a favorecer la realización de actividades que aportan satisfacción y permiten la desconexión.
Diferentes estudios señalan la importancia de los días de vacaciones en nuestro bienestar, frente al riesgo de fatiga y cansancio y de desarrollar determinadas enfermedades cardiovasculares, tras periodos prolongados de trabajo sin disponer de los adecuados periodos descanso.
Las vacaciones están concebidas para descansar de la actividad habitual, pero ¿también pueden estresar?
Efectivamente, aunque pueda parecer una controversia y el periodo vacacional está previsto como época de disfrute y descanso, hay que tener en cuenta que las vacaciones también pueden estresar. Durante este periodo, existe un cambio significativo en rutinas, actividades, tiempos y contacto social. El ajuste a estas nuevas circunstancias requiere igualmente de un tiempo de adaptación para enfrentarse a un escenario en el que la convivencia con familiares y amigos suele verse incrementada en tiempo e intensidad, pudiendo aflorar potenciales conflictos y problemas relacionales latentes.
Asimismo, la excesiva importancia que atribuimos hoy día al disfrute y a la búsqueda de sensaciones, así como la imagen distorsionada e irreal que proyectan las redes sociales sobre el tiempo de ocio, pueden generar sentimientos de frustración ante el incumplimiento de expectativas y distancia respecto a posibles ideales.
¿Qué es el “síndrome postvacacional” y cómo puede afectarnos?
El síndrome postvacacional no está contemplado como una patología en sí, sino que se trata de un cuadro clínico generalmente transitorio, generado por la percepción de tener dificultad para responder a las demandas que suponen la vuelta a la rutina tras un periodo prolongado de descanso, pudiéndose entender en este sentido como un proceso de estrés adaptativo generalmente leve.

Aunque la sintomatología puede variar en función de las personas, los más frecuentes se caracterizan entre otros, por sensación de malestar generalizado, tristeza, irritabilidad, apatía, falta de energía o motivación.
Por tanto, es importante evitar la patologización y tener en cuenta que se trata de un proceso natural de adaptación al cambio, que requiere de un tiempo y previsión para poder acostumbrarnos de nuevo a un escenario en el que las exigencias y demandas cambian sustancialmente respecto a las que veníamos teniendo durante el periodo de vacaciones.
¿Podrías recomendarnos algunos ejercicios para realizar antes o después de la jornada laboral que nos ayuden a relajarnos y a sacar nuestro lado más positivo?
En el ámbito de la salud mental, las herramientas, habilidades y recursos con las que contamos las personas, son siempre un elemento fundamental para proteger nuestra salud. No se debe perder de vista que el entorno laboral, de estar ajustado y bien planteado, puede ser una fuente importante de satisfacción y desarrollo personal. Del mismo modo, relativizar, analizar posibles alternativas y adelantarse a los cambios aprendiendo a manejar las emociones y evitando pensamiento distorsionados puede ayudarnos a disminuir el malestar emocional.

Además, incorporar prácticas de desactivación y relajación de forma complementaria, también son importantes elementos de ayuda en la gestión del estrés.
Para ello, desde FREMAP, editamos material de sensibilización, como el manual «Tu salud emocional: piensa y vive en positivo» y los videos de «Bienestar psicoemocional», disponibles en el Canal de Prevención.
Visualiza los videos
¿Qué pautas podemos seguir para tener una reincorporación saludable al trabajo?
Aunque el contexto particular de cada persona y su situación concreta sin duda marcan la diferencia en cualquier proceso de adaptación, pueden considerarse algunas pautas genéricas para contribuir a la minimización del malestar asociado al cambio. Entre ellas, la mayor parte de expertos coincide en resaltar la importancia de generar una transición suave y progresiva entre el periodo vacacional y el laboral, modificando paulatinamente los horarios y rutinas durante los últimos días de vacaciones.
Igualmente, ajustar expectativas sobre la asunción de responsabilidades y tareas a abarcar durante la reincorporación, afrontando inicialmente aquellas tareas que entrañen menor dificultad, puede contribuir a suavizar la transición de forma más gradual. Por otro lado, y de forma complementaria, continuar desarrollando alguna actividad de ocio y buscar pequeños momentos de satisfacción, también es una medida interesante para combatir la sensación de malestar que pueda generar el cambio.

Las exigencias diarias, entre laborales y personales, en muchas ocasiones nos alejan de mantener aficiones tan necesarias para la salud física y emocional. Recuperar nuestro tiempo semanalmente (no tanto en cantidad, sino en calidad) y tomar consciencia de su importancia, son algunas de las claves para cuidar el bienestar psicoemocional y la salud en general.
¿Qué recomendaciones podemos darles a las empresas para que cuiden la salud emocional de los trabajadores, no solo en la vuelta al trabajo sino como una apuesta de valor?
Es importante que las organizaciones consideren la salud emocional de sus trabajadores como valor fundamental a proteger y preservar, adecuando las condiciones organizativas y trabajando desde la prevención de riesgos laborales y promoción de la salud de forma integrada.

En este sentido y al margen de cumplir con las obligaciones legales que deben contemplar una adecuada gestión de las condiciones organizativas que garanticen unos mínimos de salud, considerar la facilitación de medidas de cuidado psicológico y emocional y promover diferentes acciones de sensibilización y concienciación, así como facilitar la formación en habilidades y recursos a los empleados, sin duda mejorará la salud mental de la organización y de las personas que en ella se desarrollan, logrando un mejor compromiso con los empleados, la calidad del desempeño y la sostenibilidad de la entidad.
¿Cómo deberían distribuirse las vacaciones para que fuesen lo más beneficiosas posible para la salud?
Lo cierto es que la estructuración de vacaciones y su repercusión emocional depende de las personas, de sus prioridades, situación y preferencias. No obstante, en primer lugar, en términos generales se aconseja disponer de un periodo mínimo de días que permita desconectar del trabajo y centrarse en uno mismo. A partir del segundo día de descanso se evidencia una mejora de la salud y un aumento de los niveles de energía, aumentando progresivamente hasta alcanzar el pico de bienestar máximo en el octavo día de vacaciones. A partir de aquí, prolongar el periodo vacacional puede contribuir a estabilizar la generación de las nuevas rutinas y hábitos, siendo más sencillo interiorizarlos y facilitar la desconexión.

Igualmente, dejar algunos días para el resto del año, generando un incentivo en el que focalizarnos, suele ser una buena estrategia para mantener metas en el horizonte. De cualquier forma, este punto está más relacionado con la capacidad de desconexión y disfrute asociados a las circunstancias personales, así como con la calidad del tiempo, que con la cantidad.
¿Qué habría que hacer en los días festivos y vacaciones para desconectar de verdad del trabajo y que sean los más beneficiosos posibles a nivel mental?
En primer lugar, lograr una desconexión saludable depende de múltiples factores, que tienen que ver con la generación de un distanciamiento psicológico y emocional respecto a la actividad laboral. En este aspecto, la desconexión de redes sociales y dispositivos móviles es un aspecto clave para permitirnos conectar con el entorno y con el «aquí y ahora».

Por su parte y dentro de una planificación que contemple y asegure unos mínimos de descanso, es recomendable aprovechar el tiempo para realizar alguna actividad que nos aporte satisfacción, compartir momentos en compañía de familiares o amigos y generar tiempo de calidad con nosotros mismos. El establecimiento de rutinas y horarios, siempre más flexible que los que mantenemos durante el periodo de actividad laboral, facilita el descanso proporcionando también equilibrio emocional.
