Si la anterior Estrategia se caracterizó por un período previo de fuerte crisis económica, la que actualmente estamos preparando se caracterizará por un período previo de una grave crisis o emergencia sanitaria, sin precedente en las últimas décadas. Nos hemos visto obligados a valorar algunas cosas que dábamos por supuestas y hemos asistido a ese debate sobre la salud y la economía sobre el que esperamos haber extraído algunas conclusiones que nos ayuden a enfocar estas políticas.
Entrevista a:
D. Carlos Javier Arranz Cordero
Director del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo

Usted tiene una dilatada experiencia y es una persona de reconocido prestigio en el ámbito de la prevención de riesgos laborales; en su trayectoria profesional ha ocupado distintos cargos desde la Inspección de Trabajo (ITSS), el Instituto Regional de Seguridad y Salud en el Trabajo de la Comunidad de Madrid (IRSST), su anterior etapa en el entonces Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) y ahora desde la Dirección del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo -INSST-. ¿Qué hitos deberían seguir las políticas a desarrollar en materia de seguridad y salud teniendo en cuenta la situación actual?
Cuando hablamos de seguridad y salud en el trabajo, estamos obligados a trabajar e impulsar acciones para reducir cualquier daño que derive de realizar una actividad laboral. No podemos conformarnos con las actuales cifras de siniestralidad. Por lo tanto, cualquier iniciativa tiene que tener presente este objetivo: que las personas no sufran daños por ir a su puesto de trabajo. A partir de esta obligación que todos asumimos, la realidad es cambiante y nos obliga a poner el foco, preferentemente, en unos u otros aspectos de esta realidad. En relación con lo que preguntas sobre las políticas públicas, soy optimista en cuanto a la importancia que ha cobrado la seguridad y salud en el trabajo en los últimos dos años. Si la anterior Estrategia se caracterizó por un período previo de fuerte crisis económica, la que actualmente estamos preparando se caracterizará por un período previo de una grave crisis o emergencia sanitaria, sin precedente en las últimas décadas. Nos hemos visto obligados a valorar algunas cosas que dábamos por supuestas y hemos asistido a ese debate sobre la salud y la economía sobre el que esperamos haber extraído algunas conclusiones que nos ayuden a enfocar estas políticas.
Y en relación con esas conclusiones y lo que hemos vivido, creo que no debemos dudar sobre la importancia de tener instituciones sólidas para responder a futuras crisis con agilidad y eficacia. Tenemos que fortalecer el Sistema Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo y la primera piedra la tenemos que poner con la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo y su alineamiento con otros Planes Estratégicos que el Gobierno viene aprobando en otras esferas de competencia, todas interrelacionadas (Sanidad, Transición Ecológica, Igualdad, etc). Es tiempo de alianzas, de colaboración y de trabajo en equipo para mejorar nuestra capacidad de respuesta. Desde el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, vamos a trabajar en esta línea de abrirnos a la sociedad, de trabajar más con las Comunidades Autónomas, de coordinarnos mejor con los organismos competentes de la Administración General del Estado, de acercarnos a otros institutos de investigación para aprender de ellos, de trabajar conjuntamente con otros agentes, como las Mutuas Colaboradoras con la Seguridad Social. Tenemos mucho espacio para mejorar.
Además, el Ministerio de Trabajo y Economía Social tiene hoy un compromiso firme con la necesidad de impulsar estas políticas públicas que mejoren las condiciones de trabajo de la población trabajadora y reduzcan de forma constante los niveles de siniestralidad.
Desde el año 2015, en ejecución de la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2015-2020, se han venido desarrollando en España toda una serie de actuaciones y actividades en materia de prevención de riesgos laborales. ¿Cómo valoraría sus resultados?
Respecto a la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2015-2020, cuyo periodo de vigencia acaba de concluir después de una prórroga de un año debida a la pandemia, quiero destacar que ha sido un instrumento magnífico de referencia para las políticas preventivas, en tanto ha contado con el consenso, compromiso y participación de todas las partes implicadas en la mejora de las condiciones de seguridad y salud en el trabajo. Si la valoración de los resultados de las actuaciones tuviéramos que hacerla en términos de reducción de la siniestralidad laboral, lamentablemente tengo que decir que, a pesar de los esfuerzos realizados, nos encontramos en una situación de estancamiento de los índices de incidencia de accidentes de trabajo que nos debe hacer reflexionar, y lo mismo podría decir para las enfermedades profesionales. Sin embargo, no me cabe duda que se han producido avances que quizás no tengan reflejo directo en indicadores cuantitativos, y me refiero, por ejemplo, a un mejor conocimiento de los riesgos existentes en los entornos de trabajo y de los efectos en la salud de las personas trabajadoras, al desarrollo de herramientas tecnológicas puestas al servicio de las empresas para facilitar la gestión de la prevención, a la mejora de las técnicas preventivas, a una mejor formación y a una sociedad cada vez más conciencia sobre la importancia de la salud, que debe poner en valor la prevención de riesgos laborales como elemento clave para que los entornos de trabajo sean cada vez más seguros y saludables, y que las personas trabajadoras no pierdan salud con motivo de la actividad laboral. Queda camino por recorrer, y espero que los análisis y debates que en el marco de esta estrategia se han llevado a cabo en los diversos foros de participación institucional, como la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, se traduzcan pronto en futuros logros.
A pesar de la evolución de la pandemia que ha generado el SARS-CoV-2 a nivel mundial, las políticas europeas destinadas a la Seguridad y Salud en el Trabajo han seguido activas y a mediados del pasado año se publicaba un nuevo “Marco estratégico de la UE en materia de salud y seguridad en el trabajo 2021-2027” ¿Qué novedades aporta esta Estrategia?
La actividad de la Unión Europea en materia de seguridad y salud en el trabajo no ha parado a pesar de las difíciles condiciones creadas por la COVID 19. Un ejemplo de ello fue la modificación que se realizó en junio 2020 para incluir el SARS-CoV-2 en la lista de agentes biológicos que son patógenos humanos conocidos, incluida en la Directiva de riesgo biológico (Directiva (UE) 2020/739 sobre la protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición a agentes biológicos durante el trabajo).
Este nuevo Marco Estratégico 2021-2027, con el título de “La seguridad y salud en el trabajo en un mundo laboral en constante transformación” [i]es la continuación natural de las anteriores estrategias en este ámbito. Sin embargo, hay elementos del contexto que no existía en las anteriores. Por un lado, en 2017 se proclamó el Pilar Europeo de Derechos Sociales, que incluye el derecho a un lugar de trabajo saludable y seguro, y por otro, en un mundo cada vez más globalizado, destacan los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (2015-2030) con la inclusión de la seguridad y salud en el trabajo en el ODS 8. Por supuesto, la pandemia de la COVID 19 ha supuesto una perturbación a nivel mundial que el Marco Estratégico no puede ignorar, todo ello en un contexto laboral europeo marcado por las transiciones ecológica y digital, los desafíos demográficos y la evolución del concepto de trabajo tradicional.
Todos estos cambios se han reflejado en el contenido del nuevo Marco Estratégico que, sin embargo, no quiero olvidar las necesidades que, en materia de prevención de riesgos laborales, se abordaron en anteriores estrategias. En el Marco Estratégico 2021-2027 se señala que las prioridades del marco anterior (2014-2020) siguen siendo pertinentes, pero se necesitan otras acciones dirigidas a que los lugares de trabajo se adapten a los cambios que se están produciendo en el mundo del trabajo. Combina, por tanto, acciones continuistas con el marco anterior con otras nuevas, y se articula en torno a tres objetivos clave para los próximos años:
En primer lugar, anticipar y gestionar el cambio en el nuevo mundo del trabajo que han traído consigo las transiciones ecológica, digital y demográfica. Se pone el foco en la transformación digital y en la transformación ecológica, en línea con las políticas generales de la UE. Además de estas dos transformaciones de carácter económico y productivo, hay que afrontar también el envejecimiento de la mano de obra en Europa, que exigirá ir adaptando el entorno de trabajo a una población trabajadora que envejece.
Estas transformaciones, conllevan retos que debe abordar la seguridad y salud en el trabajo entre ellos nuevos riesgos derivados de la digitalización y el uso de la inteligencia artificial, nuevas formas de trabajo y modelos de relaciones laborales, y un claro incremento de los riesgos psicosociales relacionado con el uso de las TIC, incluyendo las enfermedades mentales en el trabajo. La Comisión Europea está definiendo qué tipo de abordaje realizar para este problema, para lo que está realizando o financiando estudios para proponer intervenciones dirigidas a prevenirlos.
En el plano de la transformación ecológica, se profundiza en el control de la exposición a sustancias químicas peligrosas, que incluyen la revisión de las medidas respecto a sustancias como el plomo y el cobalto, ambas utilizadas en las tecnologías de energías renovables y en la producción de baterías, además del amianto, ya que se estima que la exposición al amianto podrá aumentar al realizarse muchas renovaciones de edificios antiguos para ser más eficientes; además se continuará la lucha contra el cáncer de origen laboral, ya iniciada en la anterior estrategia.

En segundo lugar, mejorar la prevención de los accidentes y las enfermedades en el lugar de trabajo. La prevención es una de las piedras angulares de la seguridad y salud en el trabajo en cualquiera de sus ámbitos, y principio fundamental de la Directiva Marco y, tal y como indicó el Comisario en su presentación, es clave para todos los integrantes en el mundo del trabajo.
Este epígrafe del Marco Estratégico se ha concretado en un objetivo muy ambicioso: la reducción en los accidentes y enfermedades mortales, promoviendo el enfoque de “visión cero”. Para conseguir este objetivo “cero” se promueven diferentes medidas: la investigación exhaustiva de los accidentes y muertes relacionadas con el trabajo y la identificación de sus causas, la sensibilización sobre los riesgos y el refuerzo del cumplimiento de las normas y las guías existentes.
Siguiendo con las actividades dirigidas al reconocimiento y protección de la diversidad, la Comisión presentará un conjunto de medidas destinadas a mejorar el entorno laboral de las personas con algún tipo de discapacidad, incluyendo sistemas de readaptación profesional para personas que padezcan enfermedades crónicas o para personas que hayan sido víctimas de accidentes. En particular, se profundizará en la lucha contra la violencia, el acoso o la discriminación en el lugar de trabajo. También dentro de este objetivo tiene una presencia relevante el control de sustancias químicas peligrosas, además de los aspectos incluidos en el objetivo “Anticiparse al cambio”, se van a priorizar los riesgos generados por la exposición a sustancias tóxicas para la reproducción, y las acciones dirigidas a proteger al personal sanitario expuesto a medicamentos peligrosos.
En tercer y último lugar, prepararse para responder con rapidez ante posibles crisis. A partir de la experiencia adquirida durante la crisis sanitaria COVID-19, en la que se ha visto comprometida la salud de la población trabajadora, la continuidad de la actividad y la sostenibilidad económica de muchas empresas, se ha visto la necesidad de contar con herramientas que permitan responder con rapidez ante ese tipo de amenazas.
El tercer objetivo del Marco estratégico se centra en identificar las medidas que, en el ámbito de la seguridad y salud en el trabajo, puedan contribuir a abordar las amenazas surgidas a raíz de esta pandemia y prepararse para potenciales crisis sanitarias. Con la vista puesta en la prevención, destaca la necesidad de mejora de la interconexión entre los instrumentos de prevención de riesgos laborales y los de salud pública para apoyar las políticas sanitarias y anticiparse a los futuros desafíos; y la necesidad de desarrollar un marco general de obligaciones preventivas destinado a reducir el riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas en caso de crisis sanitarias en el futuro.
A partir de la publicación de dicha Estrategia Europea, ha sido una constante que los interlocutores sociales y las Comunidades Autónomas, en el entorno de la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, dirigidos por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, han iniciado los trabajos encaminados al desarrollo de una nueva Estrategia Española para el periodo correspondiente ¿Se ha abierto el periodo de negociación de una nueva Estrategia para España? ¿Qué aspectos de la Estrategia Europea considera que deberían ser incluidos necesariamente en la Estrategia Española?
Efectivamente, hemos abierto esa negociación tan pronto supimos de la aprobación del Marco Estratégico Europeo. Nos hemos reunido desde el otoño pasado y estamos trabajando en un documento con diferentes líneas de trabajo. Todos los grupos de representación están haciendo un gran trabajo y han aportado muchas ideas. Nos estamos acercando al final. Creo que coincidimos en que esta Estrategia tiene que ser ambiciosa, pero también en que es muy importante que seamos capaces de aprobar un documento sencillo y comprensible para todos y todas. Es momento de analizar posibles cambios en el marco normativo, hacer una apuesta fuerte por reducir las cifras de siniestralidad y consolidar las instituciones dedicadas a la seguridad y salud favoreciendo mejoras en los mecanismos de coordinación.
Además, he de decir que todos nos sentimos cómodos con los tres grandes ejes del marco europeo, por lo que a buen seguro quedarán reflejados, con los matices que correspondan a la negociación, en el documento que aprobemos. A partir de estas premisas, las Estrategias nacionales deben recoger las particularidades de cada Estado, y en este sentido, me gustaría destacar algunos aspectos que quedarán reflejados en nuestra Estrategia.
Así, cuando hablamos da prevenir accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, entiendo que debemos exigirnos un esfuerzo para combatir la siniestralidad mortal, en línea con el recientemente aprobado «Plan de choque contra los accidentes mortales en el trabajo». Hemos repetido constantemente que este no es una acción aislada, y que debe complementarse con otros planes concebidos en la estrategia para reducir la mortalidad por patologías no traumáticas a través de una adecuada gestión de los riesgos psicosociales y de acciones de promoción de la salud de forma integrada en las empresas. Y no sólo hablaremos de mortalidad, debemos reducir los accidentes de trabajo por sobreesfuerzos mejorando la gestión de los riesgos de naturaleza ergonómica.
Hay dos líneas de trabajo que espero que ocupen un lugar central en la Estrategia: la prevención del cáncer de origen profesional y la gestión de los problemas relacionados con la salud mental. Hablaremos mucho de ambas cuestiones en los próximos años.
Finalmente, vamos a hablar de colectivos que tienen un nivel de protección menor o que se enfrentan a situaciones de mayor vulnerabilidad y que requieren de nuestra atención: personas trabajadoras autónomas, servicio de asistencia a domicilio, personas que trabajan en el hogar familiar, trabajadores y trabajadoras del sector sanitario y socio sanitario, entre otras.
Además, este período estratégico debe caracterizarse por la real y definitiva integración de la perspectiva de género en la seguridad y salud en el trabajo. Haremos los cambios que sean necesario para lograr la transversalidad de la perspectiva de género.
Por último, nunca podemos olvidar que nuestro tejido empresarial se caracteriza por empresas con plantillas reducidas en número y una prevalencia por la gestión de la prevención basada exclusivamente en la externalización. Hay que analizar este modelo y ver qué posibilidades tenemos para mejorar la integración, potenciar los recursos propios y reforzar la formación. Estos tres elementos son indispensables para mejorar las condiciones de trabajo de más del 90% de nuestras personas trabajadoras.
Las mutuas, en ejecución del Plan General de Actividades Preventivas de la Seguridad Social, llevan a cabo actividades que inciden en la prevención de riesgos laborales, ¿qué aportación podrían realizar las mutuas colaboradoras con la Seguridad Social al desarrollo de la Estrategia Española?
Las Mutuas colaboradoras con la Seguridad Social son, y deben continuar siendo, un actor importante en la promoción de la prevención de riesgos laborales en nuestro país, y todo ello en base a lo dispuesto en la Ley General de la Seguridad Social y en el Real Decreto 860/2018, de 13 de julio, por el que se regulan las actividades preventivas. En el INSST creemos firmemente que deben tener un papel relevante en la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2022-2027, enfocando sus acciones hacia aquellas empresas y sectores en los que hay una mayor dificultad a la integración de la prevención de riesgos laborales, contribuyendo así de manera directa al cumplimiento de los objetivos que se indiquen en la mencionada Estrategia.
Es importante que las Mutuas continúen difundiendo la herramienta Prevención10.es mediante jornadas en empresas de hasta 25 trabajadores y en trabajadores por cuenta propia, con el objetivo de conseguir esa integración, que indicaba antes, de la prevención de riesgos laborales en aquellas empresas que tiene más dificultades para ello. Además, haciendo uso de una herramienta gratuita. Otra de las acciones de gran valor es el asesoramiento a empresas y trabajadores autónomos en aquellos sectores con un mayor índice de siniestralidad, de esta manera complementará la actuación que desde el Ministerio de Trabajo y Economía Social se está llevando a cabo para luchar contra la siniestralidad laboral, a través del Plan de Choque contra los Accidentes Mortales en el Trabajo.
Considero que debe continuar también la actividad de asesoramiento a las empresas para conseguir una mejor adaptación de los puestos de trabajo y mejora de los procedimientos de recolocación de aquellas personas trabajadoras que hayan sufrido un accidente o padezcan patologías como consecuencia de su trabajo.
Por último, quiero resaltar la gran labor que han realizado las Mutuas durante todo el período de pandemia mediante el asesoramiento a las empresas de menos de 50 trabajadores para promover la implantación de las medidas preventivas implantadas por el Ministerio de Sanidad.
Desde FREMAP, aprovechamos esta entrevista para desearle el mayor de los éxitos en esta etapa como Director del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST).
[i] COMUNICACIÓN DE LA COMISIÓN AL PARLAMENTO EUROPEO, AL CONSEJO, AL COMITÉ ECONÓMICO Y SOCIAL EUROPEO Y AL COMITÉ DE LAS REGIONES, de 28.6.2021 COM(2021) 323 final “Marco estratégico de la UE en materia de salud y seguridad en el trabajo 2021-2027
La seguridad y la salud en el trabajo en un mundo laboral en constante transformación”